Dones o Carismas Operacionales del Espíritu Santo
Luego de conocer, en el programa anterior, algunas de las acciones que lleva a cabo el Espíritu Santo, hoy conoceremos más otros dones que el Espíritu Santo da, los cuales otorga para ayudarnos en nuestro caminar como servidores de Jesús; dones que podríamos llamar Operacionales, puesto que son como herramientas que nos da para servir a nuestro prójimo y también para conducirnos adecuadamente como miembros de la Iglesia que fundó Jesús, para que cumplamos la misión que Él ordenó que lleváramos a cabo: “continuar con su obra salvífica dando a conocer sus enseñanzas, el Evangelio”. Me refiero a los dones que San Pablo menciona en Rom 12,6-8 en donde dice: “Dios nos ha dado diferentes dones, según lo que él quiso dar a cada uno. Por lo tanto, si Dios nos ha dado el don de profecía, hablemos según la fe que tenemos; si nos ha dado el don de servir a otros (servicio o administración), sirvámoslos bien. El que haya recibido el don de enseñar (enseñanza), que se dedique a la enseñanza; el que haya recibido el don de animar a otros (exhortación), que se dedique a animarlos. El que da (reparte o distribuye), hágalo con sencillez; el que ocupa un puesto de responsabilidad, (preside) desempeñe su cargo con todo cuidado; el que ayuda a los necesitados (misericordia), hágalo con alegría.”
Y dá una lista más en 1Co 12,7-11, en donde dice: “Dios da a cada uno alguna prueba de la presencia del Espíritu, para provecho de todos. Por medio del Espíritu, a unos les concede que hablen con sabiduría; y a otros, por el mismo Espíritu, les concede que hablen con profundo conocimiento. Unos reciben fe por medio del mismo Espíritu, y otros reciben el don de curar enfermos (sanidad).
Unos reciben poder para hacer milagros, y otros tienen el don de profecía. A unos, Dios les da la capacidad de distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero (discernimiento), y a otros la capacidad de hablar en lenguas; y todavía a otros les da la capacidad de interpretar lo que se ha dicho en esas lenguas.”
Y termina la cita confirmando lo dicho en la anterior:
“Pero todas estas cosas las hace con su poder el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.”
Pablo (16 veces) y Pedro (una vez, 1Pe 4,10) son los únicos escritores bíblicos que usan el término carísma. Pedro lo usa para describir las capacidades que según describe, como dice en Ro y 1 Co, se usarán en el servicio a los demás y en la comunicación del Evangelio. Pablo menciona 22 dones impartidos divinamente; ocho veces para indicar investiduras o funciones generales, como son el beneficio de su propio ministerio, cuando escribe en Ro 1,11: “Tengo muchas ganas de verlos, para comunicarles algún don del Espíritu que los fortalezca”, o como justificación o perdón de nuestros pecados, como dice en Ro 5, 16: “el don de Dios, hace justos a los hombres; así como vida eterna, como dice en Ro 6,23: “El pago que da el pecado es la muerte, pero el don de Dios es vida eterna en unión con Cristo Jesús, nuestro Señor”.
Como manifestación de la misericordia de Dios en Ro 11,29: “lo que Dios da, no lo quita, ni retira tampoco su llamamiento”; como modo particular o condición de vida según dice en 1Co 7,7: “Lo que les digo es a modo de consejo, no como una orden”; como respuesta a nuestra oración: “Si muchos oran por nosotros, muchos también darán gracias a Dios por las bendiciones que de él recibimos.” 2Co 1,11; y también como habilidad para el ministerio cuando dice en 2Ti 1,6 “Te recomiendo que avives el fuego del don que Dios te dio cuando te impuse las manos.
Sin embargo, el uso más distintivo y exacto que Pablo hace de la palabra carísma se halla en las dos citas que leímos, en donde se detallan los dones Ro 12, y 1Co 12, en donde menciona las capacidades o habilidades para continuar la obra de la iglesia, es decir, para efectuar su misión en la tierra. Estos son pues, dones sobrenaturales para el servicio.
Pablo menciona dos listas de dones; y solo el don de la profecía se encuentra en las dos listas, aunque no se propone incluir una lista completa de los mismos, pues en la Sagrada Escritura encontraremos muchos otros.
La lista de dones en la carta a los romanos trata con los que son esenciales para la vida de la comunidad cristiana, estos son:
- Don de Profecía, se define en 1Co 14,3 como hablar a otros para “edificación, exhortación y consolación”. Es cuando Dios habla a su pueblo por medio del Espíritu Santo a través de un profeta o una persona que capta lo que Dios quiere decir en ese momento. Es un acto milagroso de comunicación de palabras que pueden atribuirse a todas y cada una de las Personas de la Trinidad. En el sentido bíblico básico es “decir por adelantado la palabra de Dios”, de la que antes o después del mensaje divino el profeta afirma: “Así dice el Señor”.
- Don de Servicio, que trata de administrar las necesidades físicas de los hermanos, este es un don extraordinario concedido por el Espíritu Santo, cuyo principal objetivo es llevar a la Iglesia a ejercer plena y eficazmente las misiones que le confió el Señor Jesús Ro 12,7: “si nos ha dado el don de servir a otros, sirvámoslos bien.”
- Don de Enseñanza, es un don que da habilidad para instruir y comunicar clara y eficazmente las verdades de la Biblia a los demás. Implica el análisis y la proclamación de la Palabra de Dios, explicando el significado, el contexto y la aplicación a la vida del oyente.
- Don de Exhortación, Es la habilidad dada por el Espíritu Santo para consolar y animar a los hermanos en la fe. El que tiene el don de exhortación se dirige al corazón del oyente más que al razonamiento.
- Don de Ayuda, es el don de contribuir o prestar asistencia generosamente a otros con compasión y gracia. “Es prestar ayuda a otro” en cualquier manera que la ayuda sea necesaria. Esta ayuda tiene una amplia variedad de aplicaciones, que van desde ayudaren las necesidades de otros, hasta ayudaren los asuntos de la iglesia.
- Don de Liderazgo, “Es la habilidad de establecer objetivos centrados en la voluntad de Dios, tomar decisiones y comunicarlas al Cuerpo de Cristo para que los demás las sigan voluntariamente y trabajen con alegría para alcanzar esos objetivos. Se trata pues, de gobernar o tomar el liderato”.
- Don de Misericordia o Compasión. Puesto que la misericordiaes lacapacidad de sentir compasión por los que sufren y brindarles apoyo, este don, provee la habilidad de establecer objetivos centrados en la voluntad de Dios, tomar decisiones y comunicarlas al Cuerpo de Cristo para que los demás voluntariamente las sigan y trabajen con alegría para alcanzar esos objetivos.
La lista en Corintios trata con dones más excepcionales, posiblemente transitorios según lo que dice en 1Co 13,8-9, reflejando en parte la situación poco común en la iglesia de Corinto.
- Don de Sabiduría, es hablar con sabiduría, entender y aplicar la verdad que nos ha sido revelada, su principal objetivo es dar consejos extraordinarios a la Iglesia en épocas de crisis y de urgencia en el cumplimiento de los temas de la Gran Comisión. A esta definición Stg 3,17 agrega: “Los que tienen la sabiduría que viene de Dios, llevan ante todo una vida pura; y además son pacíficos, bondadosos y dóciles. Son también compasivos, imparciales y sinceros, y hacen el bien.” Pidamos entonces, de manera muy especial el don de la sabiduría para que nos ayude a alcanzar esas metas.
El segundo don de la lista de la carta a los corintios es: hablar con conocimiento, que se refiere a entender y comunicar la verdad espiritual: “El Evangelio, las enseñanzas de Jesús, puesto que son el fundamento del Plan de Salvación de Dios para los hombres.”
- Don de Fe, Capacidad sobrenatural mediante la cual se lleva al creyente a practicar la fe de manera extraordinaria para clamar y recibir respuestas extraordinarias a la oración, procurando la expansión del reino de Dios.
- Don de sanidades, que como dice en 1Co 12,30 “no todos tienen poder para curar enfermos”, son dados por el Espíritu Santo a la Iglesia, para que administre la cura sobrenatural a las enfermedades. Es la única categoría de dones que viene en plural, debido a la variedad de enfermedades. Los dones de sanidad, como los demás, se nos dan para que nuestros semejantes puedan disfrutar del alivio de los males físicos y, de esa manera, glorifiquen el nombre de Cristo. Por ello, el amor debe estar siempre en primer lugar.
- 5. Don de milagros, Don mediante el cual se capacita a la Iglesia para que actúe de manera extraordinaria, procurando la difusión del evangelio y la expansión del reino de Dios. Este don produce resultados que no se pueden explicar plenamente por medios naturales.
- Don de Profecía como ya se describió en los dones descritos en romanos: en el sentido bíblico básico de “decir por adelantado” la palabra de Dios (“Así dice el Señor”).
- Don de discernimiento: es la habilidad de diferenciar entre doctrina verdadera y doctrina falsa, y distinguir cuando algo viene del Espíritu Santo y cuando no. San Juan lo menciona en 1Jn 4,1.
- Don de de lenguas, Capacidad sobrenatural que el Espíritu Santo le da al creyente para expresarse en otras lenguas, procurando la consolación, exhortación y edificación de los demás. El don de lenguas primero le fue concedido a la Iglesia para que sirviera de señal a los incrédulos.
Es tanto para edificación individual como colectiva. Individualmente, cuando no va acompañado de la interpretación. Pero cuando se interpreta adquiere personalidad profética. La glosolalia o don de lenguas, puede emplearse tanto en idiomas terrenales como angelicales. Es un don actual y activo.
- Don de Interpretación de lenguas, es la capacidad para comprender y comunicar una expresión pública ininteligible dada por el don de lenguaspara el beneficio espiritual de la congregación.
En 1Co 12,28 San Pablo añade dos carísmas no mencionados anteriormente:
- Don de ayudar, asistir o socorrer a los necesitados. Es la capacidad especial para reconocer las necesidades y ayudar, apoyar, prestar asistencia de la mejor manera posible. Paralelo al don de Servicio: que es la capacidad de administrar las necesidades físicas de los hermanos y de Exhortación, que es la de animar y “prestar ayuda a otro”, en la lista de dones de Romanos.
- Don de dirección o administración, capacidad para organizar y administrar, se refiere a guiar y está relacionado con “gobernar o tomar el liderato” del don de Liderazgo de la lista de Romanos.
Todos estos dones se manifiestan por la acción del Espíritu Santo y la unción que Dios hace descender en un momento determinado. No son para uso personal ni para buscar un bienestar propio, sino para hacer la obra del Señor y para bendecir a los demás.
San Pablo cita cuatro principios que gobiernan la distribución de los dones:
1er. Principio: Valor y beneficio para la iglesia como cuerpo de Cristo, según escribió en 1Co 12,7: “Dios da a cada uno alguna prueba de la presencia del Espíritu, para provecho de todos.”;
El 2° principio es la voluntad soberana del Espíritu. Dice en Ro 12,6: “Dios nos ha dado diferentes dones, según lo que él quiso dar a cada uno”;
El 3° Principio es la unidad de la iglesia con las diversas funciones en nosotros que somos su cuerpo, en 1Co 12,14-27: “Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es un miembro con su función particular.”;
Y el 4° principio es la subordinación de los dones a las gracias, especialmente al amor. Dice en 1Co 13,1-7: “Si hablo las lenguas de los hombres y aun de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Y si tengo el don de profecía, y entiendo todos los designios secretos de Dios, y sé todas las cosas, y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Y si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y aun si entrego mi propio cuerpo para tener de qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve. Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo.”
Así que, cualquiera que sea el don que Dios quiera darnos, debemos utilizarlo con amor, para su gloria y honra, en primer lugar, pero también para bendición de nuestro prójimo al que debemos servir como instrumentos de Dios.
Que así sea.