Obediencia
Obediencia
Como miembros de la Iglesia, “Hemos sido elegidos por Dios Padre, para obedecer a Jesucristo”
“Jesús dijo❓ Un hombre tenía dos hijos, y le dijo a uno de ellos: ‘Hijo, ve hoy a trabajar a mi viñedo.’ El hijo le contestó: ‘¡No quiero ir!’ Pero después cambió de parecer, y fue. Luego el hombre también le dijo a su hijo menor que fuera a trabajar, y él le respondió: “¡Sí, señor, iré!”» Pero el muchacho en verdad no fue. Mt 21
Aunque la cita continúa y proporciona muchas enseñanzas, llegaremos hasta aquí y nos enfocaremos en dos puntos, el primero es la OBEDIENCIA y el segundo, LA VERDAD Y LA MENTIRA. Espero que esta sea una motivación para ser obedientes.
Primero debo decir ,que la obediencia es resultado del amor a Dios. Jesús dijo “Ustedes demostrarán que me aman, si cumplen mis mandamientos. Si alguien me ama, también me obedece. Dios mi Padre lo amará, y vendremos a vivir con él.” Jn 14, 15 y 23
Y como dice en el Antiguo testamento, Obedecer a Dios nos beneficia. “¿Qué espera Dios de ustedes? Simplemente que lo respeten y obedezcan, y que lo amen y adoren con todo su ser. Dios espera que ustedes obedezcan todos sus mandamientos, para que les vaya bien.” Dt.10,12-13,
La obediencia a los Mandamientos, normas y enseñanzas de Dios puede mantenernos libres de enfermedades y castigos. Cuando los hebreos huían de los egipcios, Dios partió el mar y luego caminaron tres días por el desierto y el pueblo se reveló pues al encontrar agua, en Mará, estaba amarga, Moisés clamó a Dios y Él le señaló un tronco que endulzó el agua, luego de eso “Dios puso a prueba a los israelitas y además les dio reglas de conducta. Les dijo: «Yo soy su Dios. Yo soy quien les da salud. Si ustedes prestan atención a mis consejos y obedecen estos mandamientos y estas leyes que hoy les doy, y hacen sólo lo bueno, no los castigaré como a los egipcios».” Ex 15,25b-26:
Vemos pues, que si obedecemos no seremos castigados pero además, que tendremos éxito. Como dice la promesa que Dios nos hace por medio de Josué: “Nunca dejes de leer el libro de la Ley; estúdialo de día y de noche, y ponlo en práctica, para que tengas éxito en todo lo que hagas.” Jos 1, 8.
San Mateo nos hace ver que Seremos evaluados de acuerdo a nuestra obediencia a Dios, como enseñó Jesús cuando dijo: “Si alguien no obedece uno solo de los mandatos de Dios, aun el menos importante, será la persona menos importante en el reino de Dios. Lo mismo le sucederá al que enseñe a otros a desobedecer. Pero el que obedezca los mandamientos y enseñe a otros a obedecerlos, será muy importante en el reino de Dios.” Mt 5,19
Sabemos que El Espíritu Santo vendrá a nosotros si lo pedimos, pero será impartido a quienes obedezcan, como dice Hch 5,32b “Dios da su Espíritu Santo a todos los que lo obedecen”.
Y para aprender a obedecer, Jesús es el ejemplo a seguir, pues “Aunque él era Hijo de Dios, por medio del sufrimiento aprendió lo que significa obedecer siempre a Dios. Y, una vez que Cristo hizo todo lo que Dios le mandó, se convirtió en el salvador que da vida eterna a todos los que lo obedecen.” Heb 5,8-9 Podemos entonces decir que al obedecer, agradaremos a Dios y nuestros actos tendrán trascendencia no solo en nuestra vida, sino también en el Reino y en las vidas de nuestro prójimo.
San Pablo nos enseña que debemos obedecer las leyes de los hombres, dice: “Sólo Dios puede darle autoridad a una persona, y es él quien les ha dado poder a los gobernantes que tenemos. Por lo tanto, debemos obedecer a las autoridades del gobierno. Quien no obedece a los gobernantes, se está oponiendo a lo que Dios ordena. Y quien se oponga será castigado.” Ro 13,1-2
El Vaticano II dice “La auténtica obediencia cristiana entre los fieles, es: «ofrecer directamente a Dios la entrega total de la propia voluntad como sacrificio de sí mismo» –,
Por ello, tomando en cuenta esto, Lumen Gentium, una de las dos constituciones dogmáticas del Concilio Vaticano II, recomienda a todos los que ejercen autoridad que “no apaguen el Espíritu» de los subalternos, pero también recuerda a los fieles el deber de obedecer, aunque sean indignos quienes nos ordenan. Nos recuerda que debemos vivir acatando de inmediato al Señor, evitando la ilusión de ser iluminados por el E.S. y no creernos autosuficientes, abusando del libre albedrío.
También debemos obedecer a nuestros padres. San Pablo dice: “Hijos, obedezcan a sus padres como agrada al Señor, porque esto es justo. Y agrega: El primer mandamiento que contiene una promesa es este: “Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra.” Ef 6, 1-3
Vimos que las Sagradas Escrituras nos enseñan que debemos obedecer las leyes de los hombres y específicamente dice que obedezcamos a nuestros padres, pero debemos tener claro que Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. Hch 5,29 En este punto podemos argumentar muchas cosas, por la necesidad que tenemos ahora desde nuestro punto de vista o porque nos veremos afectados de alguna forma, etc. El asunto es que eso lo que manifiesta es falta de fe en que Dios, si le obedecemos, nos bendecirá de maneras que nunca imaginamos. Además, no podemos ponernos a discutir con Dios, pues como dice Job: ¿Cómo puede un hombre ganarle un juicio a Dios? El que se atreva a discutir con él, no tendría argumentos para rebatirle ni un tema entre mil.” Job 9,2-3
Y esto es porque Dios nunca se equivoca. Recordemos lo que dice en Jer 29,11 “Sé muy bien lo que tengo planeado para ustedes, son planes para su bienestar, no para su mal. Son planes de darles un futuro y una esperanza.” Y también debemos considerar que los planes del Señor solo Él los sabe, por lo que a nosotros nos corresponde confiar en que quiere bendecirnos, y obedecer, aunque debamos pasar por un tiempo dificultades, como el pueblo hebreo en el desierto antes de llegar a la tierra prometida. Y San Pedro nos dice: “Pero después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios los hará perfectos, firmes, fuertes y seguros. Es el mismo Dios que en su gran amor nos ha llamado a tener parte en su gloria eterna en unión con Jesucristo.” 1ªPe 5,10
Los cristianos somos obedientes cuando, siguiendo el ejemplo de Cristo obedecemos en todo la voluntad del Padre, para honrarlo, y servir al prójimo (LG). Como dijo Jesús: “Si alguno de ustedes quiere ser importante, tendrá que servir a los demás.” Mt 20,26
Toda la existencia de Jesús tuvo como única intención obedecer la voluntad del Padre y a pesar de que les hizo ver a las autoridades humanas sus errores, cumplió la sentencia que le fue impuesta, aun cuando pudo enviar a un ejército de ángeles a que lo salvaran.
Debemos pues, tomar su ejemplo y obedecer, aunque a primera vista parezca que va en contra nuestra lo que se nos ordene, al final Dios nos dará el premio que merece nuestra obediencia, como hizo con Jesús a quien resucitó con cuerpo glorioso y lo sentó a su diestra.
Tengamos presente lo que dijo Jesús “Mi Padre no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que a él le agrada” Jn 8,29b Jesús, después de la cena de pascua, llevó a los apóstoles a Getsemaní, donde oró, y aunque sudaba sangre sabiendo lo que tendría que sufrir en la pasión, se sometió a la voluntad del Padre diciéndole “No se haga lo que yo quiero sino lo que quieres tú”. Por ello, para que el Espíritu Santo nos acompañe siempre y nos llene de su presencia sigamos el ejemplo de Jesús siendo obedientes a Dios Padre.
Con lo dicho, nos hemos dado cuenta, que hay muchas buenas razones para ser obedientes, pero también debemos conocer, algunas de las enseñanzas de la Biblia en relación a la mentira, empezando porque está prohibida en el noveno mandamiento. Pero no basta con saber que está prohibida, debemos saber también que cuando mentimos, además de ofender a Dios, nos hacemos daño a nosotros y a nuestro prójimo.
Sobre las promesas o la obediencia, Jesús dijo: “No usen el nombre de Dios para prometer lo que no van a cumplir”. Pero ahora yo les digo a ustedes que, cuando prometan algo, no hagan ningún juramento. No juren por el cielo, porque es el trono de Dios, Si van a hacer algo digan que sí, y si no lo van a hacer digan que no.” Mt 5,33b-34 y 37a
Esto va relacionado directamente con la parábola del inicio, el hijo dijo que si iría y al final no fue, eso es desobediencia y también mentira que es el otro punto a tratar. El otro hijo que dijo que no iría, pero después recapacitó y decidió obedecer a su padre y fue, esto nos recuerda que si nos arrepentimos y cambiamos nuestra conducta y obedecemos, seremos perdonados.
Vamos primero a definir verdad y mentira. Hay varias definiciones de Verdad, pero en el contexto en que estamos tratando, Verdad es la coincidencia de nuestras acciones o nuestras obras, con nuestros sentimientos, pensamientos y convicciones. Es decir la relación que existe entre lo que hacemos con lo que decimos, pensamos y creemos.
Y Mentira es la afirmación que una persona hace, consciente de que no es verdad. Aunque también podemos mentir por desconocimiento de la verdad. La mentira es una deshonra para toda sociedad pues socava la confianza entre los hombres y rompe las relaciones sociales, daña nuestra relación con la verdad, con el prójimo, y sobre todo con el Señor. Aún una intención buena, por ejemplo: ayudar al prójimo; no hace ni bueno ni justo un comportamiento que es en sí mismo desordenado (como la mentira). P/ej. Mentir para evitarle un castigo a alguien, es una mentira piadosa pero sigue siendo mentira.
Dios aborrece la mentira Pro12,22 por ello los mentirosos no pueden estar en la presencia de Dios Sal 101,7b y somos mentirosos si decimos ser cristianos y no obedecemos los Mandamientos. 1 Jn 2,4 Entonces, si no queremos ser rechazados por Dios, mantengámonos en la verdad.
Como dice San Pablo “Ya no mientan más, sino diga cada uno la verdad a su prójimo, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo.” Ef 4,25 Y como todo pecado, la mentira, además de hacernos mal, nos aleja de Dios y a los demás les causo penas, dolor, desgracias.
“Ustedes son personas nuevas, que cada vez se parecen más a Dios, su creador, y cada vez lo conocen mejor.” Col 3, 10 pero al mentir, dejamos de parecernos a Cristo, y hasta podemos perder la vida eterna.
Pero debemos recordar que, “Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” 1 Jn 1,9 Por ello queridos hermanos, ¡Cuidado, no pequen más! Cuando llegue la noche y se acuesten a dormir, pónganse a pensar en todo lo que han hecho. Ofrézcanle a Dios lo que él les ha pedido, y pongan su confianza en él. Sal 4,4-5 – Esto significa, pónganse a cuentas con el Señor, pídanle perdón por sus faltas y confíen en que los ha perdonado, pero también acudan al Sacramento de la Reconciliación o Confesión.
Tengamos en cuenta lo que dice San Juan “Los cristianos sabemos que la obediencia no disminuye nuestra dignidad, sino que la lleva a su desarrollo pleno, ya que acrecienta la libertad de hijos de Dios, pues El que obedece, posee la verdadera libertad, la paz y el gozo de quien cumple la voluntad de Dios. Y también da gozo a Dios. Jn 15,10-11
Como “discípulos de Cristo revestidos del Hombre Nuevo, creados según Dios en la justicia y santidad de la verdad, dejemos de hacer lo malo. No digamos mentiras, no seamos hipócritas, no seamos envidiosos ni chismosos.” Efesios y 1ªPedro.
El Señor dice que la mentira es una obra diabólica, por eso todas las formas de mentira son malas, porque atentan contra la fidelidad y el crédito entre las personas y también en la comunidad. Por ello, «Ya no deben mentirse los unos a los otros. Todos somos miembros de un mismo cuerpo, así que digan siempre la verdad.» Ef 4,25.
Que así sea nuestra conducta para honra y gloria de Dios y bendición nuestra y de nuestro prójimo.