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María Madre de Jesús y Madre nuestra

María Madre de Jesús y Madre nuestra

Breve descripción de María según la Sagrada Escritura 

para Faro de Luz 1161 – 13052022

No tenemos muchos datos de la vida de la Santísima Virgen María, pero lo poco que dicen las Escrituras muestran lo que Dios puede hacer en quien se deja moldear por Él. Concebida sin pecado, vivió con intensidad pues decidió vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. 

Entre los datos seguros de la historia de María, tenemos que fue una mujer galilea, judía mediterránea, que fue esposa de José y madre de Jesús.  Sobre el significado del nombre María no están de acuerdo los autores, pero se consideran como más probables dos referencias: la que deriva del compuesto egipcio-hebreo Myr-ya/yam, que significa la amada de Yahvéh: y Mrym, que deriva de una Antigua lengua semítica, que significa, la excelsa, la sublime. Ambas etimologías son posibles y las dos indican perfectamente lo que la Iglesia ve en la Madre de Jesús, por lo que podemos llamarla la extremadamente bella amada de Yaveh. 

San Pablo, el primer autor del Nuevo Testamento que menciona a la madre de Jesús, dice que «al llegar la plenitud de los tiempos, (cuando llegó el día señalado por Dios) Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley». Y aunque no la cita por su nombre, sino sólo por su función de la madre del Hijo de Dios, la sitúa en el centro de la revelación de Dios y de la historia de la salvación.

Aunque Jesús nació por obra del Espíritu Santo y de una Madre Virgen, como todos los hombres pasó por las fases de la concepción, la gestación y el parto. Pero, la maternidad de María no se limitó exclusivamente al proceso biológico de la generación, pues no sólo engendró y dio a luz al Hijo de Dios, sino también lo acompañó en su crecimiento humano y contribuyó de forma esencial al desarrollo de su hijo, por ello podemos decir que María es Madre de Dios

Se podría pensar que Jesús, al ser “divino”, no tenía necesidad de educadores, pero el Misterio de la Encarnación revela que el Hijo de Dios vino al mundo en una condición humana semejante a la nuestra, excepto en el pecado (Hb 4,15), y como todo ser humano, requirió la acción educativa de sus padres. 

San Lucas, que es particularmente atento al período de su infancia, narra en (Lc 2,51) que Jesús, en Nazaret, se hallaba sujeto a José y a María, lo cual demuestra que Jesús estaba dispuesto a recibir y abierto a la obra educativa de sus padres.

Los dones especiales, que Dios dió a María, la hicieron especialmente apta para desempeñar la misión de madre y educadora. Por lo que cada día, Jesús podía encontrar en ella un ejemplo de amor perfecto a Dios y a las personas; un modelo para seguir e imitar.

No podemos conocer y valorar plenamente la acción pedagógica de María por los pocos elementos que el evangelio ofrece, sin embargo, podemos decir que, como hacían los padres judíos de la epoca, María y José, introdujeron a Jesús en la ley de Moisés, en la historia del pueblo de Israel centrada en el éxodo de Egipto, en la oración a Dios mediante los salmos, a frecuentar la sinagoga y a realizar la peregrinación anual a Jerusalén en la Pascua

Al ver los resultados, vemos que su obra educativa no solamente fue eficaz, sino profunda pues la misión educativa de María, dirigida a un hijo tan singular, presenta algunas características particulares respecto al papel que desempeñan las demás madres. Ella garantizó las condiciones favorables para que se pudieran realizar los valores esenciales que se encontraban ya presentes en su hijo. P/ej, El hecho de que Jesús no hubiera pecado, exigió de María, una orientación siempre positiva.

Y aunque María introdujo a Jesús en la cultura y en las tradiciones del pueblo Israelita, Él será quien revele, desde el episodio de su pérdida y encuentro en el templo, su plena conciencia de ser el Hijo de Dios enviado a irradiar la verdad en el mundo, siguiendo exclusivamente la voluntad del Padre. 

De maestra de su hijo, María se convirtió en discípula del divino Maestro, sin embargo, permaneció en la tarea encomendada a ella y ayudó a su Hijo Jesús a crecer en sabiduría, en estatura y en gracia (Lc 2,52), y lo ayudó a formarse para su misión, por lo que, su labor educadora establece una referencia segura para los padres cristianos que también deben recordar que ella dijo a los criados en la boda de Caná: Hagan todo lo que Él les diga, por lo que nosotros también debemos conocer las enseñanzas de Jesús para obedecerle.

En los evangelios, San Mateo en el cap 2 muestra a María obediente a Dios y sujeta a su esposo. San Lucas se centra en María, como creyente que dialoga con Dios, como profetisa de la salvación y como una amorosa servidora. (Lc 1,46-55) y San Juan introduce a la Madre de Jesús en un contexto de boda (Jn 2,1-11) y culminación eclesial, ofreciendo una interpretación de su función de intercesora, aunque en el Apocalipsis cambia de perspectiva, situándola como una Madre y como el centro y meta de la historia. (Ap cap.12)

Los católicos, creemos que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre y profesamos en nuestro credo, que nació de la Santísima Virgen María, por lo que ella es verdadera Madre de Dios. Madre de Dios no en cuanto a su naturaleza divina, sino en cuanto a la Encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad. Esto consolidó la confianza en su intercesión, ya que, al ser verdadera Madre de Dios, puede, como en las bodas de Caná, interceder en favor de nosotros. Con esto muestra cuál es su acción en Jesús y en la historia pues ese pasaje va más allá del milagro, nos dio a conocer la influencia de su amor en su Hijo. Por eso, ella como parte fundamental del misterio de la Encarnación del Verbo, ha tenido siempre una participación vital en la evangelización y en la vida cristiana. María, no sólo tiene importancia para la comunidad por ser la Madre de Dios, sino porque, en ella, la comunidad de seguidores de su Hijo, encontró el modelo perfecto a seguir en el proyecto salvífico de Dios.

Podemos decir que María surge desde la primera evangelización como: ●Madre de Jesús y de los discípulos, ●como Intercesora y ●como Modelo a seguir. Entonces, si queremos ser discípulos de Jesús, deberemos ser como María: imitar su fe, su obediencia, su alegría, su dependencia total de Dios, su delicadeza con los necesitados y su aceptación incondicional de la voluntad de Dios, por lo que debemos tenerla entre lo más preciado de nuestra vida

En cuanto se organizó el culto a Cristo, surgió también el culto a María, que se desarrolló primero como devoción, pero la conciencia que la comunidad fue adquiriendo de la maternidad espiritual de María surgió de lo que dice Jn 19, 25-27:Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego le dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre.”

También en la persecución se manifestó en los cristianos, la conciencia de la maternidad espiritual de María y dio como resultado la primera oración en la que se invoca a María como protectora. Ésta dice: «Bajo tu amparo nos acogemos santa Madre de Dios. No desprecies las suplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita». Esto significa que ya en este período de la historia, la comunidad cristiana había asimilado que Jesús dejó a María como Madre misericordiosa e intercesora.

Hemos hablado de la Maternidad Divina de María, ahora nos enfocaremos en su virginidad perpetua, que es uno de los puntos de mayor discusión a lo largo de la historia. En gran parte, debido al hecho de la falta de referencia bíblica adecuada, sumada a la mala interpretación de algunos textos, que llevó a crear una idea equivocada sobre este regalo de Dios con el fin de presentárnosla como el modelo de ese “SI” total y exclusivo a la voluntad de Dios. 

No entraré en detalles sobre cómo se ha buscado empañar la virginidad de María; pero veremos algunos ejemplos. Uno es con las citas en las que aparecen los “hermanos” de Jesús: Mt 12, 46-50; Mc 3, 31 y Lc 8, 19. Pero los apologetas, quienes se ocupan de demostrar y defender la verdad de los dogmas del cristianismo, han hecho ver que la palabra “hermano” en la biblia, tiene diferentes usos, y no indica solamente a los hermanos de sangre, sino que puede ser usada para los parientes e incluso para los amigos cercanos. 

Otro ejemplo es el de la interpretación de las palabras de Mt 1, 25, en donde dice: “Y sin haber tenido relaciones conyugales, ella dio a luz a su hijo primogénito, al que José puso por nombre Jesús”, Algunas versiones, como la Guadalupana, dicen “dio a luz su hijo primogénito.” Sin embargo, la palabra primogénito se usa entre los judíos al hijo que nace primero, aun cuando después no nazca otro, y éste se consagraba a Dios, por lo que no hay implicaciones de que José y María hayan tenido vida íntima o hayan engendrado más hijos, por lo que podemos afirmar que Jesús fue único hijo de María.

Respecto al dogma de la Virginidad Perpetua de María. Leemos en Lc 2, 7 “… y dio a luz a su hijo primogénito y lo envolvió en pañales…”. En esta cita los enemigos del dogma han interpretado la palabra “primogénito” exclusivamente por “su primer hijo”. Si bien puede tener está interpretación, puede significar también “su único hijo”. De hecho, en Col 1, 15, el apóstol se refiere a Jesús como “La imagen del Dios invisible, el primogénito de toda criatura.” Jesucristo es el “primogénito” indica que El es el Creador que era antes de todas las cosas y quien sostiene todas las cosas que existen como dice Col 1,17.

En cuanto al nacimiento virginal, esto significa que la concepción y el nacimiento sucedieron sin unión sexual entre María y hombre alguno. El ángel declaró el nacimiento virginal como un hecho, tanto a María como a José. 

A MaríaEl ángel le dijo a María: no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.  Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo, y Dios el Señor lo hará Rey, como a su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de Jacob. Su reinado no tendrá fin. María preguntó al ángel: ¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre? El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. Lc 1,30-35

Y a José como describe Mt 1,23y25 el ángel le dijo, refiriéndose a María: “La virgen quedará encinta y tendrá un hijo, al que pondrán por nombre Emanuel. Y sin haber tenido relaciones conyugales, ella dio a luz a su hijo, al que José puso por nombre Jesús”

Entonces, el nacimiento virginal puede explicarse solamente como un acto divino. Dios el todopoderoso, creador de todo cuanto existe, que creó a Adán sin padre ni madre, trajo a su Hijo al mundo supliendo lo que faltaba en el óvulo de María y por medio del Espíritu Santo implantó al Hijo de Dios en la matriz de la virgen. En Jn 1, 14 dice: “Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros.” Cuando Juan dice “Aquel que es la Palabra”, se refiere a Jesús el Hijo de Dios, que existe desde siempre, tomó para sí la naturaleza humana y vino como hombre entre los hombres

Otro dato que debemos conocer es el dogma de la Inmaculada Concepción de María definido por Pío IX en 1854, Significa que María desde su concepción fue preservada del pecado original y que nunca cometió pecado y Su Asunción nos muestra el destino final del hombre, que, al vivir según la voluntad de Dios, goza de la promesa de Cristo de vivir con Él eternamente.

En cuanto a la oración de María, fuera del Magníficat, no tenemos muchos datos sobre cómo hacía oración María. Sin embargo, los pocos datos que nos trasluce la Escritura, son suficientes para mostrar que María vivía su fe plenamente, y que se relacionaba con Dios Padre como los judíos de su tiempo. Seguramente María enseñó a Jesús como orar, le habrá enseñado que a Dios se puede uno dirigir con sencillez y confianza, que se debe mantener una actitud de adoración, silencio afectivo, gozoso y admirativo, dentro de la fe. 

María, como Madre de los cristianos realiza un papel importante en la formación de sus hijos, por ello, es importante no sólo aprender de ella cómo orar sino también aprender a relacionarnos con ella, como nuestra madre y nuestra intercesora

Si queremos seguir su ejemplo, el Avemaría, la oración dirigida a María, como madre de Dios, y madre nuestra, deberá ser la oración que expresa nuestro amor y confianza en ella, pues es la oración de quien sabe que tiene una madre en el cielo, que, por ser Madre de Jesús, que es Dios, de la misma manera que lo hizo en Caná, puede ahora, interceder ante Él por nosotros.

La oración a María ha de ser un diálogo amoroso, una súplica confiada hacia aquella a la que todas las generaciones llamarán “bendita”; aquella para la que no existe un “no” de parte de su Hijo como quedó de manifiesto en la boda de Caná. Jn 2, 3-5

María la mujer galilea, judía mediterránea, esposa de José y madre de Jesús, estuvo con su hijo en los buenos como en los malos momentos, y, al ser nombrada por Jesucristo “madre nuestra”, al decirle a Juan, y con él a cada uno de nosotros, “He ahí a tu madre”, ella hace lo mismo en nuestra vida: está presente en las buenas y en las malas, como una madre amorosa. Y sabedora de que su amado hijo la escucha siempre atento, intercede ante Él por nosotros.

También escuchamos que María nació con características muy especiales para que cumpliera en la tierra una misión también muy especial. Desde antes de su nacimiento fue preparada para que fuera la madre del Hijo de Dios, y cuando el ángel le preguntó, ella decidió aceptar la propuesta de Dios y luego, vivió haciendo todo cuanto le correspondía para cumplir a cabalidad con el proyecto que Dios le encomendó. 

Dios también nos dio, a cada uno de nosotros, características especiales para que cumplamos con nuestra parte de Su plan, para que cumplamos con la parte de la Misión que nos corresponde, y también como María, debemos estar dispuestos y hacerlo; pero para ello debemos estar atentos a la voz de Dios, conocer Su voluntad y vivir de acuerdo a ella, sabiendo que Él estará a nuestro lado siempre para ayudarnos a alcanzar la meta que Él nos indicará cada día. Él nos conducirá, si al igual que María, conocemos las Escrituras, nos mantenemos atentos a lo que Él nos diga en oración Y OBEDECEMOS.

Sigamos pues el ejemplo de María Madre de Jesús y Madre nuestra, y con nuestra conducta de hijos respetuosos, amorosos y obedientes, honrémosla y así agradaremos a Su Hijo Jesucristo, nuestro Salvador y Señor. Si decimos SI al llamado de Dios y damos testimonio que Jesús está en nosotros como nuestro Salvador y Señor y hacemos su voluntad, podremos llevar a cabo la misión que Él nos dejó: ampliar el Reino de Dios en la tierra, y el reino de Dios es cada corazón en el que habita Jesús. Que así sea.

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