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CONFÍA Y ESPERA EN DIOS

CONFÍA Y ESPERA EN DIOS

Nuestro Padre celestial, no solamente nos da órdenes, nos explica con amor las razones por las cuales debemos obedecer, y aunque podemos rechazar sus recomendaciones, también nos explica las consecuencias de nuestras decisiones, como leemos en el Dt 28,1-14 en donde nos explica las consecuencias de obedecerle, cuando enumera las bendiciones que recibiremos al obedecerle. En los siguientes versos, del 15-68, menciona las maldiciones o castigos que mereceremos si incumplimos sus mandamientos. 

Más adelante en el tiempo, nuestro buen Padre nos hace saber por medio de sus profetas Isaías y Jeremías, por qué Él estableció las normas de conducta que deben observar sus hijos cuando dice: «Porque mis ideas no son como las de ustedes, y mi manera de actuar no es como la suya. Así como el cielo está por encima de la tierra, así también mis ideas y mi manera de actuar están por encima de las de ustedes.” El Señor lo afirma.» Isa 55, 8–9

Y por medio de Jeremías nos dice: «Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo Jer 29,11

Pero debemos tener presente que en todo cuanto nos pide, estará con nosotros, porque así lo dijo, como leemos en Mt 28,20b, «Yo estaré siempre con ustedes, hasta el fin del mundo.» 

Sin embargo no es la única vez que Dios nos lo dice, en Jos 1,9b leemos: «No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas.» Y si consideramos también su ofrecimiento del Espíritu Santo, quien sería nuestro ayudador, dijo Jesús: «Cuando venga el Espíritu de la verdad, los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y les hará saber las cosas que van a suceder». Jn 16,13  

Y podemos confirmar que así es pues el Espíritu Santo que vino a nosotros en el momento de nuestro Bautizo, nos ungió con los dones que nos capacitan para que seamos buenos instrumentos de Dios y que nos describen, Is 11, y 1 Cor 14

San Pablo también nos traslada, con sus enseñanzas, las normas de conducta que debemos hacer vida, con las cuales, a pesar de su sencillez, debemos hacer nuestro esfuerzo para mantenernos en ellas. Por ejemplo, lo que nos dice, sobre lo que es una muy actual forma de pensar y actuar, gracias a las influencias del mundo que está pretendiendo cambiar nuestros valores y queriendo que aceptemos la cultura de la muerte y el desenfreno, y que vayamos en contra de la naturaleza con pecados que son condenados por Dios, como dice en Ro 1, 25-27: «En lugar de la verdad de Dios, han buscado la mentira, y han honrado y adorado las cosas creadas por Dios y no a Dios mismo, que las creó y que merece alabanza por siempre. Amén. Por eso, Dios los ha abandonado a pasiones vergonzosas. Hasta sus mujeres han cambiado las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza; de la misma manera, los hombres han dejado sus relaciones naturales con la mujer y arden en malos deseos los unos por los otros. Hombres con hombres cometen acciones vergonzosas, y sufren en su propio cuerpo el castigo merecido por su perversión.»  Y para que veamos la actualidad de esas palabras, basta con ver quienes son los que padecen sida, enfermedad que sigue atacando con fuerza pero que quedó oculta por la pandemia.

Siguiendo en la misma línea de pensamiento, agrega en la misma epístola Ro 12,2: «No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.» Con esto nos invita a que nos enfoquemos, no en lo que el mundo nos ofrece, por bueno o agradable que nos parezca, sino que busquemos lo que agrada a Dios, y así encontraremos lo que es mejor para nosotros, aunque ello represente sacrificar cosas a las que nos hemos acostumbrado, pues, como aclara también San Pablo en la misma carta a los Ro 8,28 «Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito.» Entonces, seamos sensatos, serenos y atentos, como dice San Pedro en su 1Pe 5,8 «Sean prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar.» con lo que nos indica que nuestro enemigo tiene poder y autoridad. 

Y a esto de mantenernos despiertos, o atentos, para que nuestros enemigos no nos encuentren desprevenidos y nos hagan caer en pecado, se suma lo que nos dice San Pablo como una forma de animarnos a combatir en contra de esas fuerzas del mal. Dice en Ef 6,10-13:

«Ahora, hermanos, busquen su fuerza en el Señor, en su poder irresistible. 

Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo», (refiriéndose a los demónios, los ángeles caídos) «las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea. Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien, mantenerse firmes.» 

En esta primera parte de la cita, San Pablo nos indica la razón por la que debemos prepararnos y a continuación nos enseña la forma en la que debemos hacerlo, y eso significa que nos toca hacer lo que nos corresponde, “decidirnos y actuar”, pero también “perseverar”. Dice a continuación: 

«Así que manténganse firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud.

Estén siempre listos para salir a anunciar el mensaje de la paz (es decir debemos compartir con los demás lo que hemos aprendido del Señor, sobre todo que nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, se hizo hombre para, como una muestra de su inmenso amor por nosotros, “sacrificarse hasta morir en la cruz para liberarnos de la esclavitud por la que el pecado nos tenía atrapados y nos dio una nueva vida, plena, abundante, con la promesa de llegar a la presencia de Dios Padre”).

 Y sigue explicando las armas que Dios nos da: «Sobre todo, que su fe sea el escudo que los libre de las flechas encendidas del maligno. Que la salvación sea el casco que proteja su cabeza (se refiere a la salvación que alcanzamos al aceptar a Jesús como nuestro Salvador y nuestro Señor) «y que la palabra de Dios sea la espada que les da el Espíritu Santo (esto implica que debemos conocer las Sagradas Escrituras para que, como se utilizaba la espada en el tiempo de Cristo, podamos defendernos de los ataques del enemigo, pero también atacarlo para que se aleje de nuestra vida.) Y continua con la lista de armas que nos prove Dios, diciendo: «No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo santo». (Con esto nos muestra el poder de la oración como arma, y no solamente para defendernos nosotros mismos, sino para defender y clamar por la ayuda de Dios por los demás; de ahí la importancia de nuestra oración de intercession por las necesidades de los demás).

Y termina esa cita con otra forma de defendernos cuando dice «Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes.» lo que significa que debemos tener fe que nuestro buen Padre celestial estará combatiendo con nosotros y por nosotros como ha ofrecido. Y con la fe de que así será, podemos decir, como dice el Sal 121,2 «Mi ayuda vendrá del Señor, creador del cielo y de la tierra.» 

También Jesús nos hace ver la importancia de hacer lo que Dios manda cuando dice en Mat 6,33a «Pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante DiosY si creemos o sentimos que es una tarea que no podremos realizar, tengamos en cuenta lo que San Pablo nos dice en 1Co 10,13: «Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla.»

Por lo que hoy te digo, como dice en el Sal 27,14 «¡Ten confianza en el Señor! ¡Ten valor, no te desanimes! ¡Sí, ten confianza en el Señor Y tú podras decir «Me llenaré de alegría a causa del Señor mi salvador. Le alabaré aunque no florezcan las higueras ni den fruto los viñedos y los olivares; aunque los campos no den su cosecha; aunque se acaben los rebaños de ovejas y no haya reses en los establos.» Hab 3,17-18

Recuerda pues que el Señor te dice una vez más: «Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas.» Jos 1,9

Entonces, CONFIA Y ESPERA EN EL SEÑOR. 

Obedece sus instrucciones, y espera sus bendiciones, pero, para hacerlo, debes conocerlas, lo cual podrás hacer al leer, estudiar y meditar las Sagradas Escrituras. Si lo haces así, dirás confiado, como el salmista: «Yo estoy convencido de que llegaré a ver la bondad del Señor a lo largo de esta vida.» Sal 27,13

Que así sea para gloria de Dios y bendición tuya y de los tuyos.

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