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APRENDIENDO A AMAR

APRENDIENDO A AMAR

 

            Aún cuando no estemos conscientes de ello, la mayor necesidad del ser humano es el de ser amados, pero, tratando de llenar esa necesidad y sin saberlo lo buscamos de una forma equivocada. Muchos de los males que aquejan a la humanidad, como odios, resentimientos, violencia y vicios, entre otros, que nos llevan a: falta de comprensión, discusiones, divorcios, abandono de los hijos, depresiones, enfermedades y hasta a guerras, que son producto de la falta de amor que se manifiesta, en las personas, en sus actitudes de rechazo, de incomprensión, de egoísmo, soberbia o de orgullo.

            Desde pequeños andamos en la búsqueda de que nos amen.  En la cuna dependemos de los cuidados y atenciones de nuestros padres y los reclamamos con llanto. Conforme crecemos, adquirimos más capacidad para expresar nuestras necesidades. O sea que es propio de nuestra naturaleza buscar que siempre alguien llene dichas necesidades.

            Sin embargo, por más que lo anhelemos o por más que se esfuercen las personas que nos rodean en satisfacernos, nunca tendrán la capacidad de lograrlo ya que lo que recibimos es amor humano, el cual es limitado e imperfecto.

Y decimos esto pues:

  • El amor humano con frecuencia es confundido con compasión, o lástima, que nos mueve a realizar buenas obras, para acallar nuestra conciencia o engañarnos al creer que somos muy buenos.
  • El amor humano es también un sentimiento egoísta que mueve nuestra voluntad hacia lo que nos agrada, y por desconocer el verdadero significado de amar, esperamos que quienes nos rodean llenen nuestra necesidad o deseo. Dice Dios a través del profeta Jeremías 2,13: “Mi pueblo ha cometido un doble pecado: me abandonaron mí, fuente de agua viva, y se hicieron sus propias cisternas, pozos rotos que no conservan el agua”.
  • También se confunde el amor humano con la pasión que atrae un sexo hacia otro, buscando su propia satisfacción, es decir, confundimos el verdadero amor con la pasión carnal, lo que nos lleva a entregar nuestro corazón fácilmente, sin pensar en las consecuencias. Dios, conociendo esa tendencia nos advierte en Pro 4,23: “Por encima de todo cuidado, guarda tu corazón, porque de él brotan las fuentes de la vida”.

Ahora bien, aun cuando el amor humano puede satisfacernos temporalmente, estará condicionado por El egoísmo o la falta de auto control.

Egoísmo, pues el amor humano busca principalmente la satisfacción personal, lo cual nos producirá insatisfacción y frustración, pues nadie puede llenar nuestras necesidades plenamente.

Al amor humano también lo condiciona nuestra falta de auto control, pues en esa búsqueda de sentirnos amados, dejamos que el egoísmo, los celos, la ira, la pasión y la lujuria, entre otros, dirijan nuestras vidas, como nos hace ver San Pablo en Gál 5,19-21ª en donde leemos: “Es fácil ver lo que hacen quienes siguen los malos deseos: (entiéndase aquí los deseos de la carne) cometen inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras y viciosas; mantienen odios, discordias y celos. Se enojan fácilmente, causan rivalidades, divisiones y partidismos. Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas”.

Y esto provocará baja auto estima, sentimientos de rechazo y soledad, ya que al no lograr sentirnos amados ni aceptados, nos culpamos a nosotros mismos y fácilmente caemos en auto compasión o depresión, pues por andar en esa búsqueda incesante de amor en las personas, nuestro corazón es herido y dañado, y entonces reaccionamos:

  • Cerrando el corazón para evitar que los sigan dañando, lo cual significará que ya no podremos recibir amor, pero tampoco darlo.
  • Otra reacción es que nos volvemos desconfiados e insensibles, hasta cínicos, (que no creemos ni en nosotros ni en nadie), es decir, que somos incapaces de esperar algo bueno de los demás.
  • O bien, reaccionamos volviéndonos temerosos e inseguros, convencidos de que nadie nos ama pues creemos que no valemos nada para los demás.
  • Pero debemos saber que existe un amor capaz de satisfacernos plenamente, el amor de Dios.

Al crearnos, Dios nos dio un corazón diseñado para ser llenado únicamente por Su Amor, el “Amor “Ágape”, por lo que cualquier otra cosa que creamos que pueda satisfacer esa necesidad siempre será insuficiente.

San Agustín decía: “Mi alma no encontrará descanso hasta que repose en ti, oh, Señor”.

            El Amor Ágape es el Amor que proviene del corazón de Dios y se caracteriza porque siempre busca el máximo beneficio de la persona amada.  Así, Dios nos ama tanto que:

  • Desea tener una relación personal con nosotros, esto significa una relación estrecha.
  • Nos acepta tal y como somos, con nuestras cualidades y defectos.
  • Nos perdona y limpia “cuando reconocemos con humildad que le hemos fallado”.
  • Nos da una vida nueva y la oportunidad de ser plenamente felices. Jn 10,10b.
  • Dios nos ama tanto que nos da el Espíritu Santo, para que nos guíe, fortalezca y consuele. Mt 10,20 “…el Espíritu hablará por ustedes.” 1 Cor 12,8-10 (Dones); Gal 5,22 (frutos); Jn 14,16 (Oraré al padre y les dará otro consolador).
  • Nos da Su Palabra para que lo conozcamos a Él y Su voluntad para nuestra vida.
  • Se entrega a nosotros de manera real y sustancial en la Eucaristía.
  • Y nos muestra el camino que lleva a una Comunidad para que aprendamos a recibir amor y también a darlo a los demás.

La máxima manifestación de su Amor por nosotros es que entregó a su Hijo Jesús para que muriera en la Cruz del calvario, para el perdón de nuestros pecados. Jn 3,16Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna”.

Como leemos en Jn 15,13, Jesús dijo: Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos”, y manifestó su amor por nosotros al entregarse a la muerte, y muerte en la cruz, porque sabía que era la única manera en que tanto tú como yo pudiéramos recuperar nuestra amistad con Dios Padre.

Por ello podemos afirmar con toda certeza, que el Amor De Dios es incondicional, pues no tenemos que hacer nada para merecerlo, ni para ganarlo, ya que nos ama por lo que somos.

Además, es digno de confianza, pues como conoce nuestras necesidades nunca nos fallará. En Josué 1,5 prometió: “Yo estaré contigo, sin dejarte ni abandonarte jamás”. Pero esto implica que debemos haber tomado la decisión de obedecer las normas y mandamientos de Dios Padre, pues sus promesas son para sus hijos; y son hijos suyos, quienes admitiendo que han andado por caminos equivocados, dejan el pecado y con corazón arrepentido se vuelven a Dios y aceptan a Jesús como su Señor y Salvador.  “Pues si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo, pues con el corazón se cree para conseguir la justicia y con la boca se confiesa para conseguir la salvación”. Ro 10,9-10

Y como dijo Pedro, lleno del Espíritu Santo: “Yo sé hermanos que obraron por ignorancia, arrepiéntanse pues y conviértanse para que sus pecados sean perdonados, entonces, del Señor vendrá la consolación”. Hch 3,17y19

Cuando el Amor del Señor llena nuestra vida y corazón, hasta podremos dar a los demás. Por lo que este momento es determinante para tu futuro, ya que el Señor te da la oportunidad de decidir si continúas buscando el amor equivocado, o aceptas que Él te llene de Su Amor perfecto. Es tu decisión.

            Si aceptamos Su Amor, comenzaremos a vernos, amarnos, aceptarnos y respetarnos como lo hace el Señor, y sin lugar a la menor duda, tu actitud cambiará radicalmente pues tu felicidad se fundamentará exclusivamente en Él.

San Pablo nos recomienda en Romanos 12,2 que “no nos acomodemos al tiempo presente y que nos transformemos mediante la renovación de nuestra mente de forma que podamos distinguir cuán es la voluntad de Dios, lo bueno, lo agradable, lo perfecto.”  De esta manera, sin darnos cuenta, nuestra relación con las personas que nos rodean también cambiará, pues ya no tendremos que estar esforzándonos por ganar su amor y aceptación, pues viviremos con la confianza y la seguridad que el amor del Señor nos brinda.

            En 2 Corintios 12,9 dice: “Mi amor es todo lo que necesitas…” Esta es una verdad que de creerla con todo el corazón nos llevará a dejar de andar buscando la felicidad en las personas y cosas que no pueden satisfacernos a plenitud, ya que para ser felices lo único que necesitamos es a Cristo, Quien es el Único capaz de llenar todas nuestras necesidades.  Fil. 4,19. “Dios proveerá todas tus necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús”. Saber quiénes somos en Cristo y lo que podemos lograr en Él y con Él, hará que comencemos a apreciarnos como un templo vivo con la presencia de Dios y ya no tendremos que mendigar amor.

            Así, en lugar de vivir ocupado en ganarnos el amor y el respeto de los demás, podremos dedicarnos a hacer la voluntad de Dios para cada uno de nosotros, lo que le es agradable, y tarde o temprano, veremos nuestros sueños y anhelos más profundos hacerse realidad, pues en el Salmo 37,4 dice: “Ama al Señor con ternura, y El cumplirá tus deseos más profundos”. Que así sea.

Ahora te invito a orar, Repite conmigo, en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo:

Padre celestial, escuché que tú eres el único que puede llenar mi corazón con tu amor. Reconozco que por ignorancia busqué el amor donde no lo había y con ello pequé, por eso, arrepentido por andar por caminos equivocados y por haber tomado malas decisiones que te ofendieron, te pido perdón y confieso que creo que Jesús es tu Hijo y mi Salvador, lo reconozco como mi Señor, y creo en mi corazón, que Dios lo resucitó.

Señor Jesús, hoy tomo la decisión de volverme a ti para que perdones mis pecados, me salves y me libres de todo peligro, de toda perturbación, de toda enfermedad y de todo mal. Ven a mi vida Señor, sé mi consuelo y mi fortaleza, para que me mantenga firme en tus mandamientos y rechazando toda tentación. Me comprometo a buscarte cada día en oración, en la lectura, estudio y meditación de las Sagradas Escrituras y participar en los Sacramentos, así como permanecer perseverante en este grupo para aprender más de ti y como tu discípulo obedecerte y servirte”. Amén

Que la paz del Señor esté contigo.

Si siempre vives con disgustos, incomprensión, indiferencia, odio, rencor, ira u otros sentimientos negativos, si sientes que la paz y la felicidad, el amor y la comprensión están lejos de tu alcance, el tema de hoy te ayudará a salir de todo ello, pues te mostrará cómo puedes sentirte  verdaderamente importante, viviendo con paz y gozo permanente, rodeado de amor, del verdadero amor, amor del Padre celestial, ese amor que no encontrarás en ninguna persona, porque tu corazón puede ser lleno plenamente sólo por el amor de Dios, así que prepárate para escuchar cómo serás lleno de ese amor que has estado buscando con el tema APRENDIENDO A AMAR.

 

También encontrarás el audio de este tema con otros temas publicados en: https://anchor.fm/faro-de-luz

Si deseas escucharlos en Spotify el link es: https://open.spotify.com/show/0NSm0XLL9hejtkP35Qf9bO

Si prefieres leer el texto, lo encuentras en https://comunidadsanpablo.org

y también en https://comunidadsanpabloca.org en la sección de Faro de Luz.

Que Dios te bendiga

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